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La cuota de Padrino

El régimen de Maduro ha comprometido el tesoro y el patrimonio de la Nación en beneficio de su proyecto hambreador y criminal. Para ello ha sido la materialización de una sociedad de cómplices que rodea el poder. Tristemente y en detrimento de todo el pueblo venezolano, lograron penetrar a la Fuerza Armada y plegar a algunos indecorosos generales a su proyecto tiránico.

Estas afirmaciones no son temerarias, son producto de investigaciones criminales e información corroborada que hemos recibido recientemente, que develan una trama de corrupción grotesca y sin antecedentes conocidos.

Puedo asegurar que el desprestigio actual de la Fuerza Armada de Venezuela tiene nombre y apellido: Vladimir Padrino López, general que encabeza la lista de altos oficiales que han recibido de Nicolás Maduro una licencia para exportar a título personal miles de barriles de petróleo a países amigos del régimen. De esa forma, están saciando su sed de lucro delictivo y, a su vez, mantienen su férrea y ya sobornada lealtad.

Esto es un retorno a la edad media, cuando los reyes otorgaban licencia a los corsarios para atacar navíos de territorios enemigos a cambio de beneficiarse de los tesoros obtenidos. Por ello, estamos frente a una grave situación que coloca a nuestro país en una delicada condición de indefensión económica.

Que un grupo de generales pueda enriquecerse directamente del comercio de nuestro principal producto de exportación, aún tratándose de un ínfimo porcentaje, además de constituir uno de los más criminales y descarados actos de corrupción ocurridos en Nación alguna, afecta al tesoro nacional. Esto a su vez impide la disponibilidad de recursos para atender las necesidades básicas de los venezolanos como la alimentación, salud y educación, entre otras.

En un país hundido en la miseria, con la inflación más alta del mundo y una diáspora que supera la de las naciones que se encuentran actualmente en guerra, el que se permita el enriquecimiento del hoy desprestigiado e inmoral generalato, podría tipificarse como un crimen de lesa humanidad, toda vez que causa estragos inmensos en la economía, la moral y sobrevivencia del pueblo, además de traicionar y comprometer la seguridad nacional.

En estos momentos, adicionalmente a la denuncia de estos hechos y sus responsables directos, es importante hacer un llamado a los mandos medios y las tropas de la Fuerza Armada, a fin de que reflexionen y asimilen la evidente realidad de que el hambre, la de sus familiares e incluso amigos y vecinos, es producto de los negocios que realiza una minoría de delincuentes única y exclusivamente en beneficio propio.

Los militares dignos deben ser conscientes que en nombre de una falsa revolución, retrógrada y fracasada, están siendo manipulados y utilizados como carne de cañón, incluso ante grupos de criminales que operan en nuestro eje fronterizo. Asimismo, están obligados a escoger entre el aborrecimiento del pueblo o convertirse en los nuevos libertadores de una Venezuela grande, que por años fue ejemplo de paz y democracia para el mundo entero.

Es el momento de que todos los venezolanos, en especial esos diezmados, golpeados y maltratados oficiales, suboficiales y personal de tropa honesta de nuestra Fuerza Armada, avancen para impedir que continúe el saqueo y la entrega de nuestras principales riquezas naturales como el oro y el petróleo, y así cerrar el paso a la invasión impune que ha permitido esta tiranía

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