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El enemigo está enfrente

Los venezolanos hemos llegado a un punto crítico y agónico en muchos aspectos, pues no solo hemos implosionado en lo político y económico. Hoy nuestra sociedad sufre una profunda crisis de valores, exacerbada por la cruzada de odio que el régimen eficazmente ha logrado sembrar en la gente. 

No es la ideología, no es la razón, no es la verdad; el único capital que la tiranía madurista ha logrado consolidar en la población es el miedo, la desconfianza, la intolerancia y el resentimiento. Por esa razón, creo firmemente que cuando entendamos que la primera lucha que debemos librar está en nosotros mismos, conseguiremos las respuestas que necesitamos para avanzar y salir de la pesadilla que azota a Venezuela.

Todos convivimos en un sistema insano y destructivo que recicla el odio y desecha el bienestar común, el cual además se alimenta del revanchismo y la venganza. De esa forma no vamos a lograr nunca la meta de ser libres nuevamente para vivir en un país próspero y de oportunidades.

Los venezolanos debemos darnos cuenta de que el odio nos distrae y nos incapacita, no nos permite vislumbrar y lograr el gran objetivo nacional: recobrar la libertad. Hoy priva la máxima de que el enemigo está enfrente y no a los lados.

A la gran mayoría de los venezolanos nos une un propósito: sacar a Nicolás Maduro y su banda de delincuentes del poder, rescatar a Venezuela de la oscuridad y la vileza, regresar a nuestro hogar y volver a unir a nuestras familias. Si el resentimiento y los prejuicios nos fracturan y debilitan frente a la consecución de ese fin, se hace imperativo hacernos la siguiente pregunta: ¿por qué lo seguimos haciendo y promoviendo?

Para la comunidad internacional la salida a la tragedia venezolana es importante, pero para nosotros es urgente. Nadie hará por Venezuela lo que por deber histórico nos corresponde. Estamos obligados a promover en nuestra sociedad un plan claro para enfrentar a un régimen débil que enarbola las banderas del miedo, la división y el odio entre iguales.

Un pseudo presidente sin seguidores, pero con un minúsculo grupo de cómplices, un ministro de la defensa sin tropa, un fiscal sin legitimidad, unos magistrados sin ley y rectoras electorales sin credibilidad, son los que someten a más de 30 millones de personas al hambre, la miseria, la enfermedad, el destierro y la fractura familiar ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo unos pocos pueden acabar con tantos? ¿A quién le interesa mantener divididos a los factores democráticos: a los que están en el poder o a quienes tenemos algo por hacer?, son algunas de las preguntas obligatorias que debemos hacernos en un proceso de introspección y lógica que espero de cada lector luego de analizar este artículo.

Este es un llamado a todos por igual. Los líderes deben asumir el reto histórico de abanderar la organización y consolidación de un movimiento de unificación nacional, cuya única premisa sea el desmontaje de la tiranía y el desmantelamiento del grupo criminal que opera desde el poder en Venezuela.

Debemos materializar un gran acuerdo nacional, de mínimas líneas pero de un alcance infinito, para que todos juntos logremos recuperar la nación que algún día tuvimos, en la que trabajaremos duro para brindarle a nuestros hijos un verdadero hogar lleno de oportunidades, paz, seguridad y sobre todo fraternidad.

No olvidemos que el régimen lucha diariamente por sobrevivir, ellos están en guerra contra los venezolanos a todo o nada. Sus batallas son diarias y deben ganarlas todas. En cambio nosotros, los venezolanos que anhelamos libertad y democracia, solo debemos ganar una.

Luisa Ortega Díaz

Fiscal General de Venezuela

Artículo de opinión publicado por Caraota Digital el 14/11/2018

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